Revista Tiempo de Paz 154 | MOVILIDAD HUMANA: MIGRACIONES Y ASILO HOY

Número: 154
Periodo: Otoño 2024

En muchas ocasiones la Revista Tiempo de Paz, ha abordado en sus cuatro décadas de existencia el tema de las migraciones. Desde que la revista inició su camino han cambiado muchas cosas tanto en Europa y, sobre todo, en España. Uno de los principales elementos de transformación ha sido que hemos pasado de ser un país generador de emigrantes a uno receptor. Si hace tres décadas el número de residentes en España que habían nacido en otros países era de medio millón, en estos momentos supera ya los seis y medio. Por lo demás, en el mundo hay 281 millones de migrantes internacionales, 169 millones de trabajadores/as, que constituyen el 3,5% de la población, y es un fenómeno creciente. El 13% está en España.

 

 

Estos datos son fundamentalmente positivos, pues de no haberse producido esa movilidad humana en España y en Europa, la falta de migrantes hubiera tenido consecuencias catastróficas para la sociedad española y la europea, así como unos efectos socio-eco-nómicos devastadores. No se trata, pues, de que el acceso sea un problema sino que la cuestión tal vez es que, en muchos países, no se ha sabido realizar un modelo de integración que en el respeto a la diversidad y a la dignidad, permita una convivencia entre grupos humanos con identidades culturales, étnicas y de origen diferentes. Desde los intereses no podemos ver al otro, al extranjero, al migrante, como una amenaza o un problema de seguridad sino como una necesidad, como por lo demás vienen indicando desde hace tiempo los organismos internacionales y los expertos/as. Y si nos aproximamos a las migraciones desde el ángulo de los valores de la ilustración (Igualdad, libertad, justicia, solidaridad, dignidad humana) no podemos sino verlos desde la necesidad de su aceptación, de su igual dignidad, de que forman parte de la misma familia humana y no desde una visión xenófoba. El desafío está pues en cómo adaptarnos y cómo abordar esa necesidad desde la perspectiva de los valores y los derechos.

En este número centramos la atención en el espacio europeo, dado que el Consejo de Redacción ha manifestado una gran preocupación por el incremento del racismo y la xenofobia en Europa, que desde hace tiempo actúa como una Europa fortaleza, que parte de mitos negativos y falsedades que convierten al extranjero en una amenaza en lugar de una oportunidad.

El número pone de relieve datos clarificadores para otro posible relato sobre las migra-ciones, más conforme con los valores, tal vez para iniciar una batalla cultural en este sentido, desde posiciones progresistas. María Jesús Herrera, de la Organización Internacional de Migraciones, pone de relieve cómo las migraciones son una fuente de fortaleza, que enriquece a las sociedades y contribuye al desarrollo, por lo que no hay que verla como una amenaza sino como una oportunidad. La inadecuada percepción negativa de la movilidad humana se desmiente por los datos que evidencian la mayor parte de los estudios. El conjunto de artículos constituye un trabajo colectivo serio y crítico, que puede servir para la construcción de una política española (y europea) que se base en el conocimiento de las necesidades y de los valores, más que en las percepciones xenófobas o en una polarización política que utiliza al migrante como arma arrojadiza.

Para que se reoriente la situación actual es fundamental el papel de la sociedad civil, como analizan Anne Van Lancker y Julie Martinaud, de Solidar, que explican el importante papel de las organizaciones de la sociedad civil en muchos países europeos, como Diasporas en Portugal, AWO Bundesverband, en Alemania, el Movimiento por la Paz, en España, y otras muchas. Esta nueva política debiera de ser el resultado -como advierten lúcidamente Mauricio Valiente y Mónica López, de la Comisión española de ayuda al refugiado, CEAR, de un “esfuerzo conjunto y una responsabilidad compartida”.

Pero, junto a ello es de vital importancia el papel de la UE y de los gobiernos. En esta línea, el Presidente del MPDL, Manuel de la Rocha, realiza una reflexión sobre el Pacto Europeo de Migración y Asilo (PEMA) desde una mirada crítica, sobre lo que viene sucediendo en la última década, desde la crisis del sistema de asilo de 2015, que ha llevado a que la política europea busque la reducción del número de migrantes mediante el endurecimiento de los procedimientos. Frente a esta política considera, con buen criterio, que hay que dar una batalla de cultura contra la xenofobia y el racismo y que los Estados, y en particular España, deberían aplicar el Pacto para promover vías legales y seguras de migración, con políticas flexibles basadas en valores.

La invasión rusa de Ucrania ha generado la mayor crisis de desplazados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Para dar respuesta a las necesidades de protección de estas personas, la UE activó la aplicación de la Protección Temporal, que ha permitido garantizar derechos como el acceso al trabajo, a la educación, a la sanidad y a la acogida y manutención a estas personas en un breve periodo de tiempo. Sin embargo, como indica Francisco José Rojo, de Accem, el Pacto Europeo de Migración y Asilo no ha recogido las buenas prácticas desarrolladas durante la implementación de la protección temporal y se ha centrado en el control fronterizo.

Si bien no es normal pensar en Europa como problema, este número pone de relieve elementos preocupantes en la Unión Europea, como analiza Emilio Menéndez del Valle, que indica que ni la Carta de derechos fundamentales, ni los principios y valores de la UE se están aplicando en el tema de la migración, que ha pasado a ser vista como un asunto securitario (“pareciera que los dioses de la UE hubiesen olvidado lo que es justo o injusto”, indica), en lo que considera una crisis de humanidad, que promueve más una Europa cultural y étnica que una Europa cívica, con datos crecientemente preocupantes en muchos países, según la agencia de derechos fundamentales de la UE.

En este ambiente no es de extrañar el deterioro en derechos como el de asilo que, indica Gemma Pinyol-Jiménez, de la Universidad Pompeu Fabra, se está deteriorando en países occidentales como Australia, Grecia, Chequia, Hungría de manera grave, o que se produzcan discriminaciones contra los migrantes en relación con derechos a la educación, la salud, la vivienda, el empleo y los servicios sociales, en España y otros países. Isabelle Mamadou, del MPDL; muy en especial hay que tener en cuenta las violaciones de derechos de la mujer migrante, pues las migraciones no son una realidad neutral al género, como analiza Begoña Serrano, en su contribución sobre la relación entre violencias machistas y migraciones.

Finalmente, pero no por ello menos importante, dos contribuciones son destacables. Una de José Segura Clavell, director general de Casa África, que analiza las causas del fenómeno migratorio de los jóvenes africanos, que es complejo y multifacético y que hay

que conocer para abordar. Además pone de relieve cómo la migración irregular no es lo habitual, siendo más bien un fenómeno escaso, del 4,3% en 2019, según el Instituto Nacional de estadística. O, la contribución de Ignacio López Cano, sobre el salvamento marítimo que aborda desde la doble perspectiva jurídica y moral. En definitiva, es un número rico en matices, en datos y en aproximaciones, que pone de relieve una deriva muy negativa de Europa en los gobiernos y las instituciones, que hay que confrontar desde el conocimiento, las necesidades y los valores, desde la razón y no desde la sinrazón, como estas contribuciones hacen, por lo que invitamos a su lectura.